Permiso de paternidad no es sinónimo de licencia

Hace unos días acudí a un evento con mujeres y directivos del área de recursos humanos de algunas empresas grandes en el país. En un panel se abordó la importancia de generar políticas de inclusión a favor de la equidad de género. Sin embargo, algo resonó durante mucho tiempo en mi cabeza: en reiteradas ocasiones se utilizó el término “permiso de paternidad” como sinónimo de “licencia de paternidad”.

De inicio, un permiso y una licencia no son conceptos cuyo significado sea el mismo. De acuerdo con la Real Academia Española, una licencia es una resolución de la administración por la que se autoriza una determinada actividad. Por su parte, un permiso es el período durante el cual alguien está autorizado para dejar su trabajo u otras obligaciones. Aunque sigue siendo un poco confuso, ambas acepciones dan a entender que uno es por ley y otro por autorización.

Si nos apegamos a lo que señala la normatividad en México, la Ley Federal del Trabajo indica que un trabajador en el sector formal tiene derecho a un permiso de paternidad por cinco días con goce de sueldo por el nacimiento o adopción de un hijo, mismos que corren a cargo del empleador. Hasta ahora, en nuestro país no existe la licencia de paternidad.

El único caso que conocemos de licencia es la de maternidad de acuerdo con la Ley del Seguro Social. En esta se otorga un periodo de 84 días naturales con goce de sueldo a una trabajadora en el sector formal por el nacimiento o adopción de un hijo.

¿Por qué importa que entendamos la diferencia entre permiso y licencia? Los permisos de paternidad se otorgan con base en la autorización del empleador. Sin embargo, en nuestro país esta prestación no se comunica de manera efectiva e, incluso, hay desconocimiento alrededor del derecho que tienen los trabajadores para exigir su aprovechamiento.

Hay evidencia que demuestra que en la medida en que un padre se involucra en los primeros días del nacimiento de su bebé, el desarrollo cognitivo, emocional y social del menor será mejor. Los beneficios no solo se quedan aquí. También se promueve una distribución más equitativa en el trabajo del cuidado del hogar y de los hijos, lo cual puede alentar a que las mujeres regresen al mercado laboral.

Si desde un inicio el trabajo y el tiempo que se dedica al cuidar a un bebé desde el día uno recae principalmente en las mujeres, esta brecha se reflejará en el mercado laboral, pues ella tendrá menos oportunidades para ofrecer horas de su día a un trabajo remunerado, tener ingresos propios e, incluso, la velocidad con la que asciendan a un puesto de toma de decisiones que requiere mayor tiempo y responsabilidades será menor en comparación con un hombre.

Si queremos que tanto hombres como mujeres tengan las mismas oportunidades en el mercado laboral, es necesario incentivar la corresponsabilidad al interior de los hogares. Pero para ello, los permisos de paternidad deben parecerse más a una licencia que sea obligatoria e intransferible porque hoy México no ha llegado a ese punto.

Publicado en La-Lista.

15-06-2022