Lo peor está por venir

En la publicación de su más reciente perspectiva económica mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) envió un mensaje pesimista: lo peor está por venir. Las tendencias alcistas tanto en precios como en tasas de interés apuntan a un panorama global que se mantendrá con una inflación elevada y bajo crecimiento, de forma muy particular en las potencias económicas mundiales: Europa, China y los Estados Unidos.

Los principales factores para la inestabilidad de los precios y el letargo de la actividad económica en todo el mundo están relacionados entre sí. En primer lugar, la guerra en Ucrania, que ha ocasionado incrementos en los precios de los energéticos y presionado los de los alimentos. En segunda instancia, las presiones inflacionarias acarreadas por las fricciones en las cadenas de suministro y las expansiones del gasto gubernamental en forma de paquetes fiscales que aliviaron a la población y las empresas durante la pandemia. Por último, la política de cero covid en China, con un doble efecto, dado que por su magnitud como consumidor afecta la demanda global, pero también la interrupción de su producción, que representa una barrera a las cadenas de valor globales.

Todas estas presiones confluyen en una respuesta común: un endurecimiento de la política monetaria que hace más caro el financiamiento para los proyectos de inversión y debilita la demanda agregada. En la vida de las personas, el impacto más fuerte llegará en términos de la seguridad alimentaria: según las proyecciones de medio año de la Food Security Information Network, entre 2021 y 2022 alrededor de 30 millones de personas habrán entrado a una situación de inseguridad alimentaria aguda en 45 países.

En ese contexto, las estimaciones del FMI son diferentes para las distintas regiones y países. Se espera que Estados Unidos crezca un 1.0% en 2023, la zona europea 1.4% y China 2.6%, mientras que para Latinoamérica y el Caribe la expectativa es de 2.2%. Según la organización, México crecerá apenas 1.2%. La expectativa no está muy lejos de la del Banco de México (1.6%), la OCDE (1.6%) y el Banco Mundial (1.5%). Solamente la Secretaría de Hacienda espera que sea mayor (3.0%), al menos de acuerdo con lo publicado en el paquete fiscal para el año entrante.

El bajo crecimiento económico de México para el 2023 es un problema agudo porque se acumula con un desempeño más bien pobre de los últimos cinco años, durante los cuales ha crecido un promedio de apenas 0.15% anual. Plantear que esto se debe al impacto de la pandemia es no querer ver la realidad, puesto que en el mismo período, otros países de la región –Guatemala, Chile o Colombia– han crecido en mayor medida.

Publicado en Animal Político.
20-10-2022