Con su muerte Jorge Carpizo no se ha ido, eso sólo ocurrirá cuando nos toque morir a quienes nos influyó con su vida y obra.
Su partida tampoco ocurrirá entonces porque, además de mentor, también fue un arquitecto de instituciones.
El 1o. de diciembre del año 2000, un grupo de diputados del PRI interrumpió el discurso de toma de posesión de Vicente Fox con el grito de: ¡Juárez, Juárez! Once años después, el legislador del tricolor José Ricardo López Pescador propuso una reforma constitucional que abría la puerta a la educación religiosa en las escuelas públicas. Tenemos un PRI juarista y un PRI que anhela tirar por la borda las leyes de Reforma.
En la página de internet del PAN, se afirma: “A diferencia de otros partidos, Acción Nacional nació de la sociedad y para la sociedad”. El mismo partido que se fundó bajo los principios del humanismo político y la libertad individual, al llegar al poder, se entregó en los brazos de los poderes corporativos. Por dos sexenios, el PAN compartió el gobierno con los liderazgos sindicales en Pemex y el magisterio. El partido que durante décadas denunció la corrupción del sistema político mexicano, hoy postula a Fernando Larrazabal a un distrito cómodo en el estado de Nuevo León.
La enorme mayoría de los partidos de izquierda en el mundo tiene un discurso común: quieren subir los impuestos con la intención, al menos teórica, de gastar el dinero para redistribuir la riqueza. El PRD es un ave rara entre sus pares de la izquierda internacional. Los últimos intentos por fortalecer la recaudación tributaria del Estado mexicano han sido obstruidos con disciplina y constancia por el partido del sol negro. El PRD también defiende a capa y espada los subsidios a la gasolina que otorgan generosos beneficios a los miembros más privilegiados de la sociedad. La plataforma hacendaria del PRD se parece más a la filosofía de la derecha republicana de Estados Unidos, que a cualquier partido de corte socialista o socialdemócrata del planeta.
En 1999, el presidente Ernesto Zedillo presentó una iniciativa para modernizar el sector eléctrico del país. En aquel entonces, los legisladores del PAN se encargaron de sabotearla. En diciembre de 2001, con Vicente Fox en Los Pinos,
Acción Nacional impulsó un proyecto de reforma muy similar al que Zedillo había presentado dos años antes. Ahora la misión de sabotaje la completó el PRI. La propuesta de reforma que apadrinaron los priistas desde el gobierno, les parecía indigerible una vez que estaban sentados en la oposición. Al PAN le pasó lo mismo, una vez que se invirtieron sus responsabilidades políticas. Con esta yunta de partidos, nos tocó arar los surcos de la democracia mexicana.
Nuestros organismos de representación política tienen la solidez y consistencia ideológica de un flan a medio cuajar. Sin titubeos, los partidos aplican la máxima de Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros”. Sin espina dorsal, ni la brújula de un programa, la personalidad y visión de los candidatos se vuelve fundamental para determinar la verdadera plataforma partidista. Sin embargo, durante los próximos tres meses, l@s aspirantes a la Presidencia intentarán ganar el mayor número de votos y pisar el menor número de callos. Una opinión clara y contundente puede afectar su aceptación con cierto grupo de ciudadanos indecisos. Esto favorece los discursos abstractos y las posiciones ambiguas.
En este contexto, resulta clave conocer las opiniones de l@s candidat@s en ciertos temas trascendentes para el futuro del país. Esta semana un grupo plural de mexicanos presentamos una batería de dudas (http://preguntasaloscandidatos.org) que buscan arrojar luz y substancia sobre las ideas del cuarteto que ambiciona gobernarnos. En un sistema político donde los partidos defienden valores y principios claros, los preguntones seríamos redundantes. Me temo que, en el México del 2012, leer y escuchar las eventuales respuestas de l@s candidat@s será determinante para atisbar lo que viene.