Encuestas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestran que los gastos en servicios de salud mental se incrementan pronunciadamente una vez que el PIB per cápita alcanza los $20 mil dólares.
Sin embargo, el progreso no hace que las personas se enfermen más, en realidad, se debe a la combinación del profundo efecto que volverse más rico tiene en el desarrollo de la medicina de diagnóstico, el tratamiento de enfermos mentales y en el estrés impuesto por los trabajos modernos dentro del sector de servicios.
Los sondeos sugieren que la incidencia de enfermedades mentales serias, tales como esquizofrenia y desorden bipolar se encuentran entre 1.5 y 3% de la población alrededor del mundo, mientras que la incidencia de enfermedades mentales más leves varían mucho entre cada país.
Un reporte de la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Foro Económico Mundial muestra que entre 2011 y 2030 las enfermedades mentales tendrán un costo mayor a los 16 billones de dólares alrededor del mundo. Este gasto es mayor que otros malestares como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o la diabetes.
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