Ana Laura Martínez
A propósito de la 81 Convención Bancaria titulada “La banca comprometida con México” es importante pensar en el 61% de adultos mexicanos que se encuentran excluidos del sector financiero al no contar con una cuenta bancaria, según el Banco Mundial. De ellos, el 24% (11.7 millones) afirma que la desconfianza en los bancos es una barrera a su bancarización. Dicho porcentaje es mayor al de países como China, India, Egipto o Brasil.
¿Por qué los mexicanos desconfiamos de los bancos? Un estudio reciente para medir la discriminación por color de piel en las sucursales podría arrojar respuestas. Para el experimento se seleccionaron seis actores, tres con piel clara y tres con piel morena, quienes hicieron alrededor de 600 visitas a sucursales en todas las delegaciones de la Ciudad de México. Al salir de cada sucursal contestaron un cuestionario de percepción de la discriminación.
Los resultados muestran una historia de discriminación por color de piel. En el 25% de las visitas, los actores morenos percibieron que el ejecutivo fue grosero, contra el 11% en el caso de los actores de piel clara. En el 46% de las visitas, los morenos sintieron que el ejecutivo les negó información, en contraste con el 22% de los de tez clara. Estos últimos pensaron que el ejecutivo resolvió sus dudas en el 63% de sus visitas contra el 46% de su contraparte de piel morena.
El ejecutivo indagó más sobre los actores de piel clara: su estatus en el buró de crédito, su tenencia de colateral y aval, además, mostró mayor interés en darle seguimiento a su aplicación crediticia. En cuanto a la propuesta de una visita futura a la sucursal, esta se mencionó en el 55% de los casos para los actores de piel clara contra el 28% para los de piel morena.
Los resultados del experimento muestran que los actores de piel morena se sintieron peor tratados y fueron considerados con menor frecuencia clientes potenciales por parte de los ejecutivos bancarios en las delegaciones de la Ciudad de México. La presencia de actitudes discriminatorias se mantiene en todos los bancos considerados en la prueba.
Ante esta evidencia, queda claro que las políticas que ha promovido el Gobierno para aumentar la inclusión financiera, condensadas en la reforma financiera del 2013, parten de una hipótesis parcialmente equivocada. El problema de la inclusión financiera no se origina únicamente por el lado de la oferta. De hecho, los mexicanos han demostrado ser poco sensibles a los costos financieros como lo muestra su alta dependencia a instituciones informales o a las tarjetas de crédito, que suelen cobrar tasas más altas que otros mecanismos de crédito.
El aumento del financiamiento interno al sector privado del 29% al 34% del PIB, de diciembre 2013 a diciembre 2017, no solo es un resultado pobre de la reforma financiera sino que, sin una mayor inclusión, el incremento resulta insuficiente para que dicho sector cumpla su vocación de promotor de la productividad del país.
El color de piel como barrera a la inclusión financiera afecta tanto a los bancos, que ven reducido su mercado
, como a la población que se siente intimidada por el trato en las sucursales. Una banca comprometida con el desarrollo de México debe partir del principio de no discriminación. Un Gobierno comprometido con el desarrollo de todos sus habitantes debe de impulsar la inclusión financiera como variable clave del bienestar. La inclusión financiera debe ser parte de las carencias que mide el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su análisis de pobreza.
Publicado por El Financiero
22-03-2018