En los lejanos años ochenta del siglo pasado había una banda de rock medianamente célebre que se llamaba Van Halen. En sus giras, el grupo musical tenía una exigencia que parecía un capricho extravagante, propio de un cuarteto de divos mareados por un exceso de fama súbita. Una cláusula del contrato establecía que los promotores de conciertos tenían la obligación de poner en los camerinos un tazón de chocolates confitados M&M’s. Sin embargo, bajo pena de cancelación del concierto, se tenían que sacar del recipiente todos los M&M’s de color café. La necedad no era una demanda absurda, sino un sofisticado mecanismo de rendición de cuentas sobre el cumplimiento del contrato.
Van Halen fue de los primeros grupos de rock que llevaron conciertos musicales a ciudades pequeñas en Estados Unidos, que jamás habían organizado un evento musical para decenas de miles de personas. El contrato no sólo establecía el color de los M&M’s, sino también el tonelaje mínimo que deberían aguantar las grúas que cargaban las bocinas y el ancho de las salidas de emergencia. La cláusula de las lunetas cafés estaba enterrada en medio de un documento jurídico con docenas de páginas y especificaciones técnicas. En una ocasión en Colorado, el vocalista de la banda encontró un puñado de M&M’s prohibidos y se decidió hacer una cancelación preventiva del concierto. El equipo de la banda descubrió después, que los organizadores tampoco habían prestado atención a los detalles estructurales que sostenían el escenario. De haberse llevado a cabo el concierto, Van Halen hubiera sufrido un grave accidente en plena presentación. La cláusula de los M&M’s les salvó la vida.
Cada transacción económica que realizamos los consumidores es una forma de contrato basada en la confianza. En estos intercambios de bienes y servicios, los consumidores y ciudadanos no tenemos un tazón con lunetas de colores para advertir los riesgos implícitos en una transacción. Pero ahora, gracias a internet, tenemos mucho más información sobre las autoridades y los proveedores de bienes y servicios.
La Secretaría de Educación Pública ha puesto en línea un portal electrónico con la base de datos del registro nacional de profesionistas. Por medio de esta página se puede confirmar la información sobre la cédula profesional del abogado que va a defender tu caso o el pediatra que atiende a tus hijos. Durante décadas, la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México se volvió un famoso sitio de peregrinaje para los pillos que buscaban conseguir la falsificación de un título profesional. Con esto, el negocio ilegal de expedir diplomas falsos a cualquier impostor corre un afortunado peligro de extinción.
Esta iniciativa de la SEP, junto con el Buscador de Resoluciones y Opiniones de la Cofeco, acaban de recibir el Premio a la Innovación a la Transparencia que otorga el IFAI. En la página de la Comisión Federal de Competencia se puede encontrar este importante archivo de documentos que permite conocer mejor el proceso institucional de toma de decisiones del organismo antimonopolios. En los últimos años, México ha dado pasos importantes en el avance de la transparencia y rendición de cuentas. Tenemos mejor información sobre los sueldos de los servidores públicos y cada vez se publican más detalles sobre el gasto del gobierno federal. Sin embargo, todavía nos falta arrojar luz sobre los procesos de toma de decisión en la administración pública. ¿Bajo qué criterios se determinan los montos disponibles para subsidiar la gasolina y la electricidad? ¿Cómo se define el orden de prioridad en la ejecución de megaproyectos de infraestructura? La iniciativa de la Cofeco es un avance en el camino de transparentar la forma en que un órgano de gobierno toma sus decisiones. Los proyectos de transparencia de SEP y Cofeco ayudan a fortalecer ese capital social intangible que denominamos confianza. Ojalá todo fuera tan fácil como distinguir los colores de los M&M’s en un tazón.