Como usted lo puede notar prácticamente a diario, en México las condiciones de competencia de los mercados son objeto de preocupación. Un sinfín de veces hemos escuchado que la economía mexicana no crece porque varios de nuestros mercados están concentrados en pocas manos.
Un estudio de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco, 2009) cita algunos ejemplos: los servicios financieros; la distribución de gas licuado de petróleo; el cemento; la harina de maíz; la producción de pollo, carnes procesadas, huevo; los refrescos, jugos y aguas envasadas; la distribución de medicamentos y las telecomunicaciones en todos sus segmentos de mercado. Además están los monopolios públicos, en particular PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad.
Esta lista muestra que el problema de los monopolios y concentración de mercados va mucho más allá del alcance de sus negocios. Por lo tanto, llama la atención que siempre que alguien quiere criticar esta situación, su nombre y el de sus empresas sean los primeros que vienen a la mente. Creo que esto tiene que ver con varios factores: (1) Usted es el hombre más rico del mundo; (2) Prácticamente todos necesitamos del teléfono fijo o móvil y cada vez más del internet; (3) Las telecomunicaciones representan el 8.3% del gasto corriente de un hogar promedio en México; y (4) La Comisión de Competencia ha declarado a Telmex y a Telcel empresas dominantes.
A principios de este año usted anunció su plan de inversiones para 2011: 44 mil millones de pesos. Si estimamos que el Gobierno Federal invertirá, de acuerdo a su Plan Nacional de Infraestructura 2011, en el rubro de comunicaciones y transportes, 68 mil millones de pesos, esto quiero decir que ¡usted solito tiene la capacidad de invertir lo equivalente al 64% del gasto federal en infraestructura! Este cálculo muestra la enorme capacidad que con su patrimonio tiene para generar riqueza y crear empleos en el país.
En el 2008, usted decidió incursionar en el segmento de televisión satelital. En ese tiempo, el mercado estaba completamente dominado por Sky. Un año después de la llegada de Dish, empresa en la cual participa en alianza con MVS, la empresa entrante ya controlaba cerca del 20% del mercado. Dish entró al mercado con un paquete de contenido televisivo a un precio 20% menor que los productos de Sky, a lo cual este proveedor reaccionó creando un paquete 27% más económico que su paquete básico. ¡Lo que los consumidores quisiéramos ver para todos los bienes y servicios que consumimos! Lo que sucedió en este mercado es una muestra de su capacidad de revolucionar mercados.
En días recientes se le ha visto rivalizar con las dos grandes empresas televisoras del país. A los que sólo leemos las noticias no nos queda claro si la “guerra ente Telmex y las televisoras” se debe a los incrementos en las tarifas de publicidad televisiva, a que sus rivales lo están presionando por mejores tarifas de interconexión, o a que América Móvil está preparando una nueva estrategia de publicidad a través de sus propios canales de distribución de contenido televisivo.
Viendo lo anterior, a veces pienso que después de años de una exitosa carrera como empresario, y de su capacidad para crear empleos y revolucionar mercados, ya debería ser tiempo de compartir “en condiciones más accesibles” su infraestructura de telecomunicaciones.
Comprendo que lo que estoy proponiendo implica menores ganancias para sus empresas; sin embargo, a mi juicio, tarde que temprano el Estado ejercerá una política de cobro de interconexión que tendrá el mismo efecto sobre sus finanzas -aunque me temo que más tarde de lo que convendría a todos los consumidores mexicanos-. Si usted lo hiciera “temprano”, se quitaría de encima la estigma del empresario que frena el desarrollo del sector de las telecomunicaciones en México y culpable de muchos de los problemas que aquejan a nuestro país.